Tráfico y mal transporte público, una pesadilla de todos los días.
Uno de los grandes problemas que desde hace muchos años experimentamos en la mayoría de las ciudades de nuestro país es su crecimiento desordenado. Si a esto le agregamos una insuficiente planeación territorial y de movilidad, sumado al deficiente transporte público y al excesivo uso del automóvil particular, se ocasiona un entorno urbano que demerita la calidad de vida de los habitantes.
En relación al transporte público de la Ciudad de México y su zona metropolitana, nueve de cada diez usuarios considera que es insuficiente, ineficiente e inseguro. Asaltos, robos y accidentes son parte de la rutina cotidiana. En un sondeo realizado por El Poder del Consumidor AC entre 2,500 usuarios del transporte público de la Ciudad de México, destaca que, el transporte público es incómodo (67%) e inseguro (61%). Sólo 21% piensa que es un servicio barato y apenas el 14% lo considera “rápido”. No obstante, el 52% de los consultados le da un voto de confianza al calificarlo globalmente como un servicio “regular” mientras sólo el 23% lo considera “malo” o “pésimo”.
Aunque 49% de los encuestados destina más de 2 horas al día en transportarse, más de la mitad (52%) afirma que los tiempos de traslado son adecuados. Sin embargo, al valorar este aspecto en el curso de los últimos años, 59% percibe que los tiempos de traslado han aumentado.
¿Cómo podemos contrarrestar este fenómeno? Un factor importante para el progreso de las ciudades sería la ‘movilidad inteligente’, un término de reciente creación, el cual se define como “los sistemas tecnológicos, basados en las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), que permiten a los habitantes de una ciudad tener más control de su acceso al transporte y un uso más eficiente de su tiempo. Mientras que a las autoridades encargadas de la ciudad, les permite una planeación y control de las distintas opciones de transporte urbano”.
Dicho lo anterior, su principal objetivo es facilitar la movilidad de las personas dentro de una ciudad, generando beneficios como reducción del tráfico, tiempo y costos de viaje, reducción de la contaminación, aumento de la seguridad en los trayectos, entre otros.
Tal como menciona la Embajada Británica en México y el Fondo de Prosperidad, ITDP México, construir una “movilidad inteligente” se puede lograr mediante sistemas tecnológicos que nos permitan la coordinación e intercambio de información de los diferentes modos de transporte, incluyendo los autobuses, el metro, trenes, sistemas de bicicleta pública, etcétera.
Es importante recalcar que existen diferentes esfuerzos locales por generar proyectos de movilidad inteligente desde el gobierno, por ejemplo: la Ciudad de México, Hermosillo, León, entre otras ciudades. Sin embargo, no son suficientes, y resulta prioritario comenzar a implementar este concepto a lo largo y ancho de nuestro país, pues nos encontramos a tiempo de generar una movilidad inteligente con fines de sostenibilidad y equidad social.
Foto: Publimetro