Este desarrollo inmobiliario rescatará más de 300 hectáreas de áreas naturales en Veracruz
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Por un lado tenemos la Villa Rica, de Actopan, Veracruz, por otro el cementerio totonaca de la zona arqueológica de Quiahuiztlán, la Zona Arqueológica de Cempoala y finalmente la Casa de Cortés, que está en el municipio de La Antigua en Veracruz.
Quienes recuerden sus clases de historia, entenderán el valor que tiene cada uno para los veracruzanos en particular y para México en general.
En esa misma zona se encuentra la laguna costera de La Mancha que ocupa 135 hectáreas de agua dulce y salobre: recibe agua de la sierra y del Golfo de México. En ella se ha registrado la concentración de 4 especies de mangle: rojo, negro, blanco y falso (Rhizophora mangle, Avicennia germinans, Laguncularia racemosa y Conocarpus erectus, que se encuentran bajo la categoría de amenazadas en la Norma Oficial Mexicana NOM-059- SEMARNAT-201027).
Hasta hace poco en esta zona se desarrollaban la ganadería y la agricultura. Hasta 2011 se tenía documentado el cambio drástico que había sufrido la laguna a causa de su azolvamiento.
Sin embargo, a partir de 2015 se comenzó a trabajar en el proyecto inmobiliario Diada La Mancha, el segundo desarrollo inmobiliario sustentable que se construirá en México.
Hace tres años que se encargaron los primeros estudios ambientales, que ayudarían a definir la viabilidad de este desarrollo. El objetivo final sería regular o inducir el uso del suelo y las actividades productivas, para lograr la protección del medio ambiente y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales. Y, claro, para empezar a construir el complejo urbano.
Bajo las máximas de desarrollar un concepto de modelo económico de sustentabilidad ambiental y de rescate patrimonial, una empresa mexicana se propuso recuperar la zona de la laguna, según explicó el arquitecto Hugo Aguilera, director de obra.
Tras los estudios realizados para este ordenamiento ecológico se llegó a la conclusión de que la zona tenía un 70% de ecosistema devastado y un 30% conservado.
El proyecto echaría mano de la restauración para impedir que la laguna y sus alrededores pudieran desaparecer en solo unas décadas, según explicó quien encabeza este trabajo.
El desarrollo inmobiliario sustentable estará sobre una base de 367 hectáreas, de las que sólo 27 cambiarán su uso de suelo de pastizal (estaban declarados como potreros o ranchos ganaderos, antes eran selva) a habitacional. Es decir, se afectará solamente un 5%, y el 95% restante se dejará dentro del área natural protegida, respetando la flora y fauna locales; en esta última se encuentran manglares, humedales y selvas, explicó Aguilera.
Se planea construir menos de dos viviendas por hectárea; es decir, 500 casas, que estarían por arriba de los árboles, plantas y pastos, y que no interrumpirían los flujos del agua.
Su cercanía con zonas arqueológicas involucró la participación del INAH, que corroborró que la zona no contaba con registros de este tipo, señaló Aguilera.
Además del área habitacional (el proyecto se basa en la arquitectura modular de bajo impacto, usará materiales amigables con el ambiente y biotecnologías), se planea construir un pequeño hotel horizontal, tipo cabañas aisladas; además de una pequeña área comercial y un sistema de albercas.
La importancia de la conservación obliga a que los futuros inquilinos sigan una serie de recomendaciones y reglas, entre ellas el acceso único a vehículos eléctricos y el respeto a los corredores biológicos por los que los colonos podrán pasear. El resto de la zona estará restringida.
En ese mismo reglamento se especificaría el cuidado que se tendrían con las diferentes especies; con el cangrejo azul, con los lagartos y los cocodrilos, con el venado, y con los manglares y las dunas que conforman las más de 167 hectáreas de áreas verdes con las que cuenta.
Diada aún se encuentra en la etapa de monitoreo de la fauna, en la que determinará cuántas unidades de cada especie hay en el terreno; posteriormente se realizará la etapa de restauración, en la que empezarán a sembrar árboles y plantas y a la par se comenzará la construcción.
Este desarrollo habitacional se encontrará a 15 minutos de Ciudad de Cardel, a 30 de Veracruz y a 40 de Xalapa.
El costo aproximado de las casas, que podrían empezar a ser habitadas en enero de 2019, va de 125 mil dólares a 225 mil dólares.
Fuente: Huffingtonpost