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Año Nuevo entre escombros y maquinaria pesada

Año Nuevo entre escombros y maquinaria pesada

La cotidianidad volvió a las calles de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, con la diferencia de que la maquinaria pesada, montañas de escombro y material de construcción se encuentran entre los callejones y mercados locales, ya que por el sismo del 19 de septiembre del 2017 fue una de las ocho zonas más dañadas.

En un recorrido realizado por El Economista el pasado 31 de diciembre en San Gregorio Atlapulco, donde murieron ocho personas en el temblor, se pudo observar que en la avenida Chapultepec y Fernando Montes de Oca, lugar donde se derrumbaron 16 viviendas de las 7,429 que resultaron con daño total y parcial, están siendo intervenidas por la Fundación Carlos Slim para la construcción de casas antisísmicas de dos niveles.

Los más de 100 días tras el sismo de septiembre para los habitantes del pueblo significan un desgaste emocional y físico por estar al pendiente del destino de los predios que albergaban sus hogares, así como recibir las herramientas para poner los primeros cimientos para su nueva vivienda.

Tal es el ejemplo de Laura Jiménez Narciso quien perdió su hogar en San Gregorio. Ella vivía con sus dos hijos y su esposo; sin embargo, hoy sólo es graba y tepetate, ya que espera que puedan construir su casa porque a pesar de existir ayuda de la fundación, no tiene asegurado que sea intervenido el predio para un nuevo hogar.

“Van a donar cerca de 20 casas, pero no sabemos a quiénes, yo fui una de ellas, pero aún no hay certeza de que realmente lo vayan hacer. La fundación es la única que nos ha apoyado realmente estos casi cuatro meses, la delegación dio material, pero no igual para todos, el gobierno no ha realizado acciones, sólo un diputado (local) Leonel Luna nos ayudó en la demolición; cada día se está perdiendo más el interés”.

Mientras tanto Martha Alquisida Morales, quien tuvo pérdida total de su casa, no ha podido comenzar a construir en su terreno, ya que para hacerlo tiene que quitar los cimientos que sostenían su viejo hogar; sin embargo, los especialistas han determinado que dañaría un mercado contiguo.

En un campamento improvisado sobre la calle Fernando Montes de Oca, Sonia Gerardo —otra de las damnificadas— relató que hacen guardias para vigilar el proceso de reconstrucción que hacen los operadores de maquinaria, albañiles, además de evitar el hurto de materiales como cemento, tabique y arena.

“Creemos que este proceso va llevar mínimo más de un año, es muy desgastante estar cuidando, no hay vigilancia, estamos olvidados, no es broma, entre nosotros nos estamos cuidando las espaldas, la delegación ni sus luces”, afirmó.

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Cabe mencionar que la Fundación Carlos Slim en colaboración con la Secretaría de Desarrollo Social local construirán 460 casas que serán entregadas a personas afectadas en las delegaciones Iztapalapa, Tláhuac y Xochimilco, cada parte aportará un monto de 50 millones de pesos.

En tanto, el Tecnológico de Monterrey donará 30 viviendas que se ubicarán en las delegaciones Iztapalapa y Tláhuac, y Grupo Financiero Banorte, por medio de la Fundación Échale a tu Casa, dará los recursos para construir 30 más en beneficio de familias afectadas de la delegación Xochimilco.

CENSO DEL FONDEN

Algunos damnificados de Xochimilco criticaron la realización del censo para acceder al  fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden), ya que previo a la entrega de las tarjetas —de acuerdo con su testimonio—, algunas casas las catalogaron como daño parcial a pesar de ser daño total.

Señalaron ello tras recibir las tarjetas Bansefi con la ayuda, porque para daño total se recibió un máximo de 120,000 pesos y para parcial 15,000 o 30,000 pesos.

“Algunos que no tuvieron daño total recibieron el daño total; es decir, 120,000 pesos, y para alguien que perdió todo sólo 15,000 pesos, es mi caso (…) Ya reclamamos, pero nos dicen que no se puede hacer nada y que no hay otra tanda para repartir recursos”, dijo Martha Alquisida Morales.

La situación es constante con pobladores de San Gregorio y  el pueblo de Santa María Nativitas, al grado de no utilizar los recursos hasta que haya otro censo en sus hogares, porque necesitan más para materiales de construcción y mano de obra.

Fuente: El Economista

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