Aunado a esto, el arquitecto llamó a reflexionar sobre la calidad de vida que conlleva el proceso de urbanización y las repercusiones que derivarán de la forma en que se ocupe el territorio.
“Hablar de calidad de vida implica a los espacios arquitectónicos, la movilidad, la solución a los problemas ambientales, el derecho a servicios como el agua y también a la recreación. El problema es que esos derechos están en el marco jurídico, pero no en la realidad”.
“En la FA tenemos programas en los que participamos con alcaldías y asociaciones no gubernamentales para el mejoramiento de la vivienda, sobre todo la social. El objetivo es apoyar a la sociedad, con acciones desde la Universidad, donde se desarrolle la conciencia de nuestros estudiantes”, mencionó.
Mazari Hiriart recalcó que la misión de la UNAM, y de la Facultad de Arquitectura, es contribuir con la formación de profesionales que entiendan la relevancia del equilibrio entre el espacio abierto, público y privado, así como las diferencias entre el espacio público, privado y el natural, con especial atención a las viviendas, que es donde las personas habitan y desarrollan sus actividades cotidianas.