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UNAM contribuyó al rescate del monumento histórico ‘El Caballito’

UNAM contribuyó al rescate del monumento histórico ‘El Caballito’

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Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) llevaron a cabo técnicas electroquímicas para evaluar y restaurar películas dañadas de la estatua del rey Carlos IV de España, monumento histórico conocido como ‘El Caballito‘, creado en 1803 por el arquitecto y escultor Manuel Tolsá, y el cual es un claro ejemplo del arte barroco mexicano.

La labor consistió en aplicar un estímulo y registrar una respuesta, ya que, aunque los metales soportan, los expertos se aseguraron de no provocar daños a dicha escultura de alto valor histórico, artístico y cultural. Tras la prueba, se obtuvo la resistencia a la polarización y, a partir de ahí, la rapidez de corrosión. De esta manera, se constató que el procedimiento no era destructivo.

Gracias a los trabajos realizados, los expertos del Laboratorio de Corrosión, del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Química (FQ) recibieron el ‘Premio Paul Coremans‘, en la categoría de Conservación de Bienes Muebles, de los Premios INAH 2018.

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De acuerdo con Francisco Javier Rodríguez Gómez, jefe del Departamento de Ingeniería Metalúrgica, después de evaluar los daños ocasionados por trabajos inadecuados de mantenimiento, se utilizaron técnicas electroquímicas para restaurar la pieza.

“Encontramos que la aleación era básicamente de cobre, y el resto de otros elementos en pequeñas cantidades distribuidos de manera heterogénea; este hallazgo fue significativo para la restauración, pues la composición no correspondía a la aleación de bronce (que resulta de la mezcla del cobre con otros elementos) que se esperaba a partir de información histórica. También nos topamos con residuos de pintura y cera en la superficie, entre otras películas”, aseguró el especialista.

Cabe destacar que los metales están sometidos todo el tiempo a la acción de la atmósfera, que les provoca corrosión. En el caso de la estatua ecuestre había dos tipos: la natural, que se da por ser una escultura metálica con años de antigüedad, y la degradación por la intervención desafortunada que tuvo al aplicarle ácido nítrico para intentar limpiarla.

Según el experto, el verdadero reto para proteger la escultura fue aplicar un material compatible con la capa pictórica que se encontró, por lo que se hicieron muchos estudios de laboratorio y campo.

Fuente: Centro Urbano

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