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Inmueble
Modelo de vivienda cooperativa, una tendencia urbana

Modelo de vivienda cooperativa, una tendencia urbana

Este modelo habitacional de vivienda cooperativa o covivienda permite impulsar el acceso a la vivienda en las ciudades. El modelo, en un inicio se desarrolló en países como Dinamarca o Uruguay y es cada vez más popular en Europa.

Llegó a Barcelona hace unos años y desde entonces se ha expandido por la región, rebasando los límites de la Ciudad. En Barcelona el problema del acceso a la vivienda es mayor, como en muchas ciudades del mundo. Esta ciudad tiene un porcentaje mínimo de vivienda asequible y una media de precio de alquiler que se encuentra entre los 17 euros por metro cuadrado, un número alto. Por lo que, hay una necesidad imperante entre la población y de las administraciones de encontrar alternativas que aporten soluciones ante esta situación.

De esta manera, nace una iniciativa que se sale del binomio “alquilar o comprar”. Como resultado surge la creación de viviendas cooperativas o coviviendas. Los proyectos de este tipo son impulsados por cooperativas de viviendas, son entidades sin ánimo de lucro, integradas por grupos de personas, ya sean miembros o socios, que se organizan para compartir las necesidades de una propiedad. Con el fin de acceder a una vivienda que les permita mejores condiciones y calidad notables a un costo menor al del mercado.

El modelo funciona mediante la cesión por parte del Ayuntamiento, o de un propietario privado, de una finca o un solar en desuso a una cooperativa, que desarrollará y construirá un proyecto de viviendas y posteriormente, también lo administrará.

Los miembros o socios depositan una cantidad y pagan mensualmente una cuota por el uso de su casa, la cual se considera como bien de uso y no de inversión. Estas personas sin ser propietarios ni arrendadores, vivirán en el edificio por un amplio plazo de tiempo, generalmente de 50 a 100 años. Al final de este período, la propiedad de lo construido pasa a ser municipal, manteniendo la titularidad pública del suelo.

Todos los proyectos de covivienda deben proveer una cierta cantidad de espacios que promuevan la vida en comunidad y el uso compartido de infraestructuras. Sin embargo, no cualquiera puede acceder a estas viviendas.

Las mismas tienen calificación de protección oficial, lo que significa que, para acceder a ellas, los cooperativistas deben estar inscritos en el registro de solicitantes de vivienda. Deberán además cumplir con estos requisitos: ser personas empadronadas en Barcelona con recursos económicos limitados, no tener ninguna otra propiedad y encontrarse en dificultades para acceder a la vivienda regular.

Sin duda, la buena arquitectura no debe ser un lujo al que puedan acceder solo algunos privilegiados y las coviviendas son un claro ejemplo de cómo este modelo debe estar al alcance de todos los habitantes de una ciudad.

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